Cada vez es más frecuente encontrarnos con la palabra «Bio» en muchos de los productos que consumimos. ¿Qué hay detrás de este estilo de vida?. Estas tres letras pueden ser el sinónimo de todo lo que define a Productos Monti: sostenibilidad, conservación de recursos, respeto al entorno, salud y responsabilidad. Para poder garantizar un acceso prolongado a los recursos que nos puede proporcionar nuestro planeta, es necesario que lo cuidemos y que cuidemos de todos aquellos procesos que llevemos a cabo en él. La agricultura, al igual que la ganadería, se ha incrementado de forma exponencial. Por ello se ha convertido en algo más que necesario cuidar del hoy, para tener un mañana.
¿En qué se basa?
La agricultura ecológica se basa en la biodiversidad. A diferencia de lo que se suele hacer, que son los monocultivos, se realiza la combinación de diferentes cultivos y variedades de plantas en un mismo terreno. Así conseguiremos crear sinergias entre ellos.
Esta diversidad ayuda a las plantas a que sean más resistentes ante el cambio climático. Se ha demostrado científicamente que, tanto en la naturaleza como en la agricultura, la biodiversidad incremente la resistencia frente a fenómenos climáticos extremos.
Otra forma de garantizar el equilibrio de la tierra que se trabaja es potenciar la biodiversidad natural. Es decir, que permanezcan plantas silvestres, insectos beneficiosos, depredadores, etc. propios de la zona.
Por supuesto, otro aspecto fundamental en el que se basa la agricultura ecológica es en la no utilización de productos químicos ni transgénicos. Haciendo uso de compost y fertilizantes elaborados a partir de materia orgánica. Controlando las plagas potenciando los sistemas naturales. ¿Esto qué quiere decir? Que en lugar de pesticidas químicos que pueden dañar nuestra salud y la de nuestro entorno, se introducirán insectos beneficiosos, pájaros que se alimentan de las plagas y plantas que repelen a estas, y que atraen a los insectos beneficiosos.
Los abonos naturales nos permitirán mantener la tierra fértil. El uso de abonos verdes (como por ejemplo el cultivo de leguminosas), el uso de estiércol animal y compost nos ayudarán a enriquecer el suelo. De esta manera lo haremos más rico en materia orgánica, con mayor capacidad de retención de agua y mejor protección frente a la erosión. Además de ser beneficioso para nosotros y nuestro planeta al evitar el uso de fertilizantes sintéticos, su uso también supone un coste más económico para el agricultor.
Beneficios
Este tipo de agricultura garantiza que podamos seguir teniendo abastecimiento de recursos al cuidar y mantener la fertilidad y naturaleza de la tierra. Los alimentos cultivados de esta manera tienen mejor sabor, contienen más antioxidantes y son más sanos, ya que evitamos el consumo de alimentos sintéticos y nocivos para nuestro organismo.
Al ser más respetuoso con la tierra, se consigue un mayor rendimiento de los cultivos. Si hacemos un análisis a nivel mundial, la agricultura ecológica puede producir alrededor de un 30% más de alimentos por hectárea que la agricultura convencional. En los países en desarrollo, puede suponer un 80%.
Además de resultar más económico, también es una de las mejores maneras de atenuar el cambio climático y sus efectos.
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