Seguro que te has dado cuenta, cuando has ido al supermercado a comprar tus bolsas de patatas fritas favoritas o cuando ya has ido a abrirlas para consumirlas, de que estas contienen aire en su interior. Esto les da un aspecto más redondito y uniforme, evitando que la bolsa quede aplanada. ¿Te has preguntado alguna vez que es este aire que contiene y cuál es su función?
Al contrario de lo que puedan pensar algunos, no es una estrategia para abultar el producto y que parezca que haya más contenido del que hay. La función que tiene es mucho más importante: protegerlo. Las patatas fritas son un alimento muy delicado y lo que más nos gusta es consumirlas enteras, con su textura crujiente y sus diferentes formas. ¿A quién no le ha pasado que, una vez abierta la bolsa, las patatas se hayan chafado y desmigajado por el peso de otros productos almacenados? Esto es lo que se pretende evitar con esta técnica: resguardarlas de los agentes externos para poder consumirlas en su estado óptimo.
¿Qué es este aire?
El aire que se introduce en las bolsas de patatas no es aire sin más. Lo más utilizado es el nitrógeno, pero también puede utilizarse el dióxido de carbono o el argón. El nitrógeno es un gas incoloro, inodoro e insípido, por lo que no afecta en absoluto al sabor de las patatas. Este gas no resulta peligroso para el ser humano, ya que el 78% del aire que respiramos es nitrógeno.
¿Qué funciones realiza?
La principal función que se le atribuye es la de proteger el producto que contiene en su interior. Este método no se utiliza solamente para las bolsas de patatas, sino que también podemos encontrarlo en otras bolsas de alimentos como son los frutos secos u otro tipo de aperitivos.
¿Cómo protege el alimento? Pues de diferentes maneras. Por una parte, el nitrógeno no reacciona a otras moléculas que se puedan encontrar en el interior de la bolsa. De esta manera, estaríamos evitando la aparición de bacterias que podrían dañar el alimento y hacerlo incomestible.
Otra de las ventajas que supone es que, al eliminar el oxígeno, se evita también la aparición de hongos, moho u otras sustancias. Además, se evita que se genere vapor de agua, lo cual generaría humedad y transformaría la textura crujiente de las patatas en una textura blanda. No podemos olvidar tampoco que la oxidación del producto quedaría descartada haciendo uso de esta técnica.
Por último, otra de las funciones principales e imprescindibles de este gas es el acolchado de la bolsa. Se podría decir que le da un aspecto de cojín, de forma que evita que pueda ser dañado durante su transporte y exposición en los supermercados. Así se consigue que lleguen a nuestras manos conservando todo su sabor, textura y forma.
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