Debido a la composición de los tubérculos, como los boniatos o la yuca además de la patata, el alto contenido en almidón puede provocar la aparición de tóxicos naturales como lo es la solanina. Este compuesto glicoalcaloide supone un perjuicio para el ser humano y se debe evitar su consumo a toda costa. El consumo de patatas con solanina puede derivar en una intoxicación alimentaria. Entre los más comunes, dolores de barriga y cabeza, malestar generalizado, habiendo náuseas y vómitos en el individuo que la ha consumido.
¿Qué es la solanina?
La solanina es un tóxico natural caracterizado por la aparición en las patatas de zonas verdes visibles a través de la propia piel. Si no se almacenan de la manera adecuada y no son conservadas correctamente, la solanina puede aparecer en nuestros tubérculos, echando a perder el producto.
Las patatas con solanina suelen desprender un sabor amargo. Dicen que el cuerpo es sabio y este sabor el organismo lo detecta así con el fin de que nuestro cuerpo rechace el consumo de tubérculos afectados por la solanina. Aunque no lo creamos, los casos de intoxicación alimentaria por solanina son más frecuentes de lo que pensamos.
Además de la patata y los tubérculos mencionados, los tomates o las berenjenas son propensos a crear solanina debido a su composición. Estos productos pertenecen a la familia de las solanáceas. De serie, llevan niveles de solanina muy muy bajos, los cuales no son perjudiciales para la salud. Sin embargo, una mala conservación y almacenamiento pueden llevar a que produzcan niveles de solanina muy altos que sean perjudiciales para la salud.
Cómo debemos almacenar las patatas para evitar la solanina
Como en la mayoría de casos, los elementos ambientales a los que exponemos nuestros alimentos y su entorno pueden propiciar la degeneración de los productos. La luz solar es un gran enemigo de la conservación para muchos de ellos, ya que favorece la fotosíntesis. Este aspecto lo debemos tener muy en cuenta, ya que, como sabemos, la patata entró en España como planta decorativa y no como alimento. Esto nos conduce a saber que la patata puede desarrollar una planta a través del tubérculo. Debemos, por consiguiente, alejar las patatas de lugares en los que exista luz solar o por lo menos alejarlos de la luz directa.
Es importante que no almacenemos las patatas en las bolsas de la compra, aunque sean las más finas empleadas para la compra de frutas y verduras. También que las situemos en zonas que tengas con una buena ventilación y sean frescas. La oscuridad ayuda a mantener la frescura. Aunque tengamos una patata recogida en casa, esta sigue “respirando” y con el paso del tiempo, ésta va perdiendo agua por dicha transpiración. La transición entre la recolecta y el consumo, si es muy prolongada, puede conducir a la pérdida de peso por parte de la patata. Podemos evitar esta pérdida de peso almacenándolas en lugares frescos, ventilados y alejados de la luz del sol, manteniendo mejor sus propiedades.
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