Actualmente, la agricultura ecológica es un fenómeno que ha ido tomando una mayor relevancia. A pesar de que es frecuente pensar que es algo muy reciente en nuestra historia, lo cierto es que lleva un tiempo con nosotros. Aunque algunas prácticas se hayan modificado y perfeccionado, ya se llevaba a cabo en el siglo pasado.
Su trayectoria
Pese a que no existe una fecha concreta, se puede situar el origen de la agricultura ecológica alrededor de las primeras décadas del siglo XX. Durante esta época, aquellas técnicas que consistían en procedimientos más tradicionales y naturales, presentaban una alternativa. Al contrario que el procedimiento habitual, estas se basaban en el cultivo sin hacer uso de productos químicos, como fertilizantes artificiales o pesticidas.
Es sobre los años setenta cuando esta corriente comienza a tener un mayor calado y difusión, teniendo, por lo tanto, un mayor crecimiento. Poco a poco, tanto por parte de las instituciones como de la sociedad en general, se han ido reconociendo los grandes beneficios de este tipo de agricultura. Como consecuencia de esta concienciación, tanto productores como consumidores, se han ido decantando por estos productos. De la misma manera, han surgido diversas leyes y normativas encaminadas a hacer posible una producción más sostenible.
La innovación como aliada
Con frecuencia, se suele encontrar el pensamiento de que la agricultura ecológica es algo no factible y perteneciente al pasado. Pero esta idea sería incorrecta, ya que existen los medios suficientes y adecuados para hacerla posible. Gracias a la innovación tecnológica y a los conocimientos de los que disponemos hoy en día, se puede llevar a cabo un cultivo sostenible. Producir y consumir respetando el entorno que nos rodea es hoy una realidad.
Esto es posible incorporando todos esos conocimientos y medios a las nuevas necesidades de producción. Existen algunos aspectos fundamentales que se deben tener en cuenta, como son:
- Conocer el tratamiento y gestión de los distintos tipos de plagas.
- Buscar maximizar los recursos.
- Conseguir que los procedimientos agrícolas y ganaderos sean lo más óptimos posible.
- Saber cuáles son las características del suelo.
- Una adecuada nutrición de las plantas.
Es decir, la agricultura ecológica requiere un profundo conocimiento del medio. Saber las características y necesidades de las tierras en la que se va a realizar la producción, así como las de los alimentos que vayamos a cultivar. Teniendo en cuenta las propiedades de cada uno de ellos, podremos orientarnos en las medidas más adecuadas a aplicar. Un ejemplo de ello, sería el tipo de insectos o de plantas que pueden resultar beneficiosos para este propósito y cuidar de nuestro cultivo de forma natural.
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