Como ya comentamos en el artículo anterior, «El origen de las patatas de bolsa – I Parte«, es difícil determinar cuál es el verdadero origen de las patatas fritas de bolsa. Os contamos la historia de George Crum, pero otras fuentes indican que había recetas con fecha anterior a la de nuestro chef, que parecen hablar de las suculentas chips.
La más conocida es la que se publicó en «El oráculo del cocinero», un libro de cocina que se convirtió en un best seller en Inglaterra y, posteriormente, en Estados Unidos. De la mano de William Kitchiner, en el 1817, el cual las llamaba «patatas fritas en láminas». En su libro se podía leer: «Pelar patatas grandes, rebanarlas de un cuarto de pulgada de grosor o cortarlas en virutas redondas y finas, como si pelaras un limón, sécalas bien en un paño limpio y fríelas en manteca». Aunque podemos ver que la receta se asimila a la papa actual, no especifica si debe ser crujiente ni la sal a añadir.
La primera posible receta de las chips que encontramos en un libro, data de 1817
Otros libros de cocina de la época nos ofrecen recetas similares. Como son «Virginia ama de casa» de Mary Randolph, en el 1824, o «El libro del cocinero» de N.K.M Lee, en 1832.
En la última década del siglo XIX ya había muchos pequeños negocios en los que se vendían estas patatas de forma artesanal. Las cocinaban ellos mismos y las preparaban para llevar en bolsas abiertas. De entre todos estos pequeños negocios, los registros dicen que el primer vendedor oficial de patatas fritas en tienda fue William Tappendon, un comerciante de Cleveland, Ohio, en el 1895. Tappendon comenzó cocinando las chips en su propia cocina y, al final, transformó el granero de su casa en una fábrica. En su establecimiento las patatas fritas se vendían a granel. El dependiente de la tienda las pesaba y las metía en bolsas individuales para cada cliente. Aunque se comenzaban a producir a una mayor escala, todavía las patatas eran peladas a mano y conservaban su carácter artesanal.
Sobre la tercera década del siglo XX apareció la mondadora automática. Esto facilitó que se pudiese incrementar la producción de patatas fritas, por lo que comenzaron a surgir las primeras compañías que comercializaban este producto en Estados Unidos. Como Tri-Sum Potato Chips, que lanzaban al mercado su producto en bolsas de papel encerado con los bordes planchados para forzar el cierre.
En el 1926 una emprendedora de California, Laura Scudder, creó la bolsa sellada. Este proceso consistía en una plancha que pegaba con calor ambos extremos del papel encerado, quedando la bolsa herméticamente cerrada. Más tarde llegaron las bolsas de celofán, haciendo que se pudiese ampliar mucho más el mercado y dejando atrás que este manjar fuese accesible solo para unos pocos.
Actualmente podemos encontrar desde los sabores más tradicionales a los más innovadores
Desde entonces, como podemos comprobar hoy día, existe una variedad amplísima de patatas fritas. Tanto en sus sabores, como en sus formas y colores, las podemos encontrar para todos los gustos. Lo que es común a todas ellas, es que es imposible comer solo una y que son un tentempié perfecto en cualquier momento del día.
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