Estar a dieta no significa dejar de comer bien. Hay muchos alimentos que nos permiten prepararnos platos muy nutritivos y deliciosos, sin que nos generen un aporte calórico alto. Es importante recordar que una dieta no consiste en pasar hambre ni en saltarse comidas, ya que esto sólo generará un efecto rebote cuando volvamos a nuestra rutina habitual de alimentación.
Lo fundamental para conseguir perder peso y mantenerlo, es seguir una dieta equilibrada y ejercicio. Recuerda que los milagros no existen, rechaza las dietas “mágicas” en las que se pierde peso de forma rápida y sin ningún control y que, lo primero, es tu salud.
La patata, ¿amiga de la dieta?
Es frecuente la creencia de que la patata no es buena compañera a la hora de cuidar nuestra línea, al pensar que contribuye a que aumentemos de peso. Pero es necesario aclarar que, aunque la patata sea una importante fuente de hidratos de carbono, no significa que nos engorde. Como vimos en nuestro artículo Los 10 beneficios de la patata, la patata es rica en fibra, vitamina C, vitamina B (que tienen un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos), además de minerales.
Por lo tanto, no es cuestión de las propiedades de la patata lo que puede hacer que su nivel de calorías sea elevado, sino la manera en la que la cocinemos.
¿Cuál es la mejor manera de cocinar la patata?
Al cocinar la patata de ciertas maneras podemos aumentar su aporte calórico. Este aspecto cobra especial importancia a la hora de seguir una dieta encaminada a la reducción de peso.
La manera más recomendable de consumir la patata, para que engorde menos, es asada, al vapor, cocida o al microondas.
Para que nos sirva de guía, una patata asada o cocida tendría unas 110 kilocalorías. Este aporte energético resulta inferior al que nos otorgaría el arroz o la pasta cocida.
Si nos decantamos por consumir la patata de forma cocida, tendremos que tener en cuenta que también influye si realizamos la cocción de la misma con piel o sin piel. Si la realizamos sin piel, estaremos reduciendo el nivel de nutrientes, ya que pasan de la patata al líquido. Por lo tanto, es recomendable cocerla con la piel, para que los nutrientes se conserven mejor en la patata y así podamos ingerirlos.
Mejor frías
Una vez cocinadas, se recomienda meterlas al refrigerador. ¿Por qué? Porque de esta manera ayudamos al incremento de los almidones resistentes, que son los que no puede digerir nuestro organismo y actúan como fibra.
Respecto al acompañamiento, es fundamental prescindir de salsas como el kétchup o la mayonesa, pudiendo optar por el aceite de oliva, pimentón u otras especias, así como salsas hechas con especias. De esta manera, daremos sabor a nuestro plato sin incrementar excesivamente sus calorías.
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