En el ámbito de la alimentación se observa con frecuencia la existencia de muchos mitos relacionados con algunos alimentos. De esta manera, algunos de ellos se presentan como alimentos “prohibidos” de manera absoluta en nuestra dieta. Por otra parte, otros gozan de mayor prestigio y son señalados como grandes aliados. Cuidar nuestra alimentación es algo fundamental, ya que nos permite mantenernos sanos y conseguir los niveles de energía adecuados para hacer frente a las tareas del día a día. Cuando lo que buscamos es bajar peso, la tarea se complica un poco más. Debemos seleccionar mejor los alimentos a los que reservamos un hueco en nuestra despensa y en nuestra nevera. Igualmente, también habrá que organizar mejor en qué momentos del día vamos a consumir unos u otros.
Sabemos que la ingesta más ligera ha de ser la última del día: la cena. Normalmente es cuando permanecemos más sedentarios y el nivel de energía que demandamos a nuestro cuerpo es menor. Además, una cena menos pesada ayudará a que nuestra calidad de sueño sea mejor y, por tanto, descansemos más.
La patata y sus mitos
La patata forma parte de esos alimentos a los que se les ha asignado un mito que no es cierto. De forma habitual, muchas personas eliminan la patata de su dieta cuando quieren perder peso. Pero esta decisión sería incorrecta, ya que nos estaríamos perdiendo sus grandes aportes nutritivos, además de unos carbohidratos beneficiosos.
Ya conocemos los numerosos beneficios de la patata, ahora conoceremos por qué es adecuada para una dieta equilibrada.
¿Por qué es adecuada para la dieta?
Los carbohidratos de este tubérculo son de tipo complejo. Estos se asimilan de manera más lenta, generando una subida de los niveles de azúcar en sangre más gradual. Por otra parte, también contiene un algo contenido en fibras, lo que favorecerá a nuestro tránsito intestinal. Además, su densidad energética es baja y tiene un gran efecto saciante.
Podemos servirla de guarnición con otros alimentos o en mezclas como purés y cremas. La forma en la que la cocinemos será fundamental, ya que podemos incrementar su aporte calórico.
Prepararla adecuadamente
Si observamos la cantidad de hidratos de carbono que encontramos en la patata respecto a otros alimentos, podemos ver que es muy baja. Algunos productos como las lentejas, la pasta o el arroz integral tienen 48, 70 y 81 gramos respectivamente. La patata contendría solamente 15 gramos de hidratos de carbono. ¿Por qué se piensa entonces que engorda? Por las formas en las que se cocina, ya que hacen variar su aporte calórico.
100 gramos de patata cruda aportarían unas 73 calorías, mientras que asadas aportarían unos 100 y hervidas o al vapor, 75. Este nivel se ve elevado si las consumimos fritas caseras, con 290 calorías, o fritas de bolsa, que llegan hasta 538 calorías. Esto sucede porque, al freírse, se evapora parte del agua y absorben el aceite en el que se preparan.
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